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La era del influencer

En Influencia nos gusta mucho hablar de influencers, de esos líderes de opinión que se han definido como tal en el mundo 2.0 y que, de forma voluntaria o no, consiguen un engagement tan difícil de lograr con otros formatos, dada la saturación publicitaria que nos rodea. Son capaces de lograr movilización entre los públicos, además de cambiar ciertas actitudes y orientar las decisiones de compra.

En este sentido, cualquier persona puede llegar a ser influencer; y de hecho esto es lo que dio a entender Eider Paskual, youtuber de moda, en una entrevista: “Lo que era un hobby, sin querer, se ha convertido en mi profesión”. Aun así, conseguir cientos de miles de seguidores que realmente sigan lo que haces, les guste lo que haces y comenten lo que haces no es tarea fácil. No valorar la capacidad de influencia de una persona sería un error, pero valorar un perfil solo por su número de seguidores, sería un error aún peor.

Insistimos en que en estos casos siempre es mejor calidad que cantidad, plantearnos si una persona se ajusta a lo que representa nuestra propia marca y, sobre todo, el tipo de público que tiene, que finalmente es al que queremos atraer. Aquí entra en juego el engagement y el vínculo de confianza que han creado los influencers con sus seguidores como el caso de Dulceida, Alex Puertólas o Maria Cadepe.

Este vínculo es el que toda marca desea conseguir con los consumidores, pero que cada vez se complica más debido a la multitud de opciones que corretean por el mercado. Los influencers tienen la particularidad de haberse ganado la confianza de sus seguidores mostrando su estilo de vida, su rutina, sus consejos en los sectores en que son expertos, sus círculos familiares y amistades. Hablan de tú a tú y suelen pedir consejos de vuelta, para hacer ver a sus públicos que son escuchados. Ningún otro formato publicitario consigue eso en marketing digital. Además, los propios influencers son lo que se denomina prosumers; es decir, que están a caballo entre ser productor de contenido publicitario y ser consumidor de las marcas que publicitan. Esta es la clave que refuerza la confianza que tienen sus seguidores en ellos.

Si todavía no te convence la figura del influencer, fíjate en estos datos objetivos. Un 81% de los usuarios de entre 16 y 55 años utilizan redes sociales, lo que representa más de 15 millones de españoles. Estos usuarios dedican de media más de 4h semanales a utilizar Facebook, pasan más de 3 horas a la semana viendo vídeos en YouTube, y unas 2 horas y media semanales en Instagram y Twitter. Instagram está en el top de frecuencia de visita diaria, y un 85% de los internautas declaran que siguen a influencers a través de redes sociales. Y, por último pero no por ello menos importante, los consumidores confían prácticamente igual en las recomendaciones de influencers (49%) que en las de sus amigos y familiares (51%).

Tanto si demuestran su pasión por los videojuegos, la moda, la maternidad o los viajes, queda claro que los influencers, los líderes de opinión de las redes, van camino de convertirse en los grandes comunicadores del siglo XXI.

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